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Cultura

Del Ateneo los otros

Del Ateneo los otros

¡Siempre ha habido clases!

 

Era la coletilla con la que le señor Tomás, mi padre, rubricaba el final de muchas de sus conversaciones. Podíamos estar en un bar -yo disfrutando de mis aceitunas y mosto- o en casa de alguna visita, pero la afirmación rotunda surgís con fluidez”!Siempre ha habido clases¡”.La expresión tenia un gusto de amargura, de pesimismo, de conformismo forzado.

 

El motivo de la conversación podía ser variopinto: un entierro, la celebración de alguna festividad, el trabajo....Pero el señor Tomás, mi padre como un minimalista avant la leerte condensaba toda la problemática a esa expresión. Reducía así su conocimiento de que había entierros de tres curas y de uno, que en cualquier acontecimiento los poderosos estaban en primera fila y el resto hacinados al fondo, que existía el Salón de Recreo o el Casino y las peñas populares y los ventorros. Que para poder vivir humildemente tenía que trabajar catorce horas  mientras “otros” se daban una vuelta por el comercio o la industria.

 

Claro, uno, tanto oírlo se quedo convencido de que había clases, clases sociales diferentes, ricos y pobres, poderosos y desprotegidos...Más tarde leyendo los libros de historia y los documentos de hace siglos, me di cuenta de que años atrás era mas fácil visualizar ese hecho: los documentos describían exhaustivamente  que había máximos y mínimos, nobles y plebe, el común, el menudo....Incluso  a veces se empleaba una expresión muy aclaratoria: las Manos Muertas, que señalaba a la gente improductiva, como la Iglesia.

 

Con esas denominaciones y las que vinieron más tarde, como burgueses y proletarios, ricos y pobre, era fácil tener claro aquello que decía el señor Tomás:“!Siempre ha habido clases¡”.Pero pasaron los años y vino la sociedad de consumo y la globalización. De ese modo, como decía el chiste de El Roto, teniendo en cuenta coche, pasando unas buenas vacaciones en Cambrils o en Lisboa, utilizando teléfonos móviles, televisión de plasma, navegadores, algunos- muchos- teniendo una segunda residencia, etc... era mucho mas complicado visualizar esa diferencia.

 

Pero como diría el niño del cuento de El rey desnudo las clases ¡¡existen!!Y bien que existen. Que duda  cabe que la relación clasista de hace una decena de años, y antes, se ha diluido, se ha enmascarado, se ha suavizado. Pero, al final, en el fondo, sigue habiendo máximos y mínimos, poderosos y desprotegidos, ricos y pobres...Solamente hay que mirar como viven unos y otros, darse una vuelta por los puertos deportivos, campos de golf y urbanizaciones de lujo y por los barrios obreros. Ver cómo se gasta  un empresario un millón de euros en un fin de semana para pescar un salmón en Noruega y los cien euros que utiliza un obrero en pasar ese mismo fin de semana tomando unas cervezas y cenando en un chino...Ropa, coches, joyas, viajes, casa, cuentas corrientes....marcan una gran diferencia.

 

Sin olvidar que las clases sociales se han desplazado y ampliado hacia los países: Países ricos/ países pobres. La mirada debe de ser global, y ahí veremos mucho mejor esa afirmación popular de  “¡¡Siempre ha habido clases!!”.Países destrozados, expoliados, masacrados y países opulentos, despilfarradores, obscenamente ricos.

 

No nos dejemos engañar por el móvil, el coche, la playa o el piso de 90 metros cuadrados. Es claro  que el en el reparto del pastel hay una maniobra que se apropia de buena parte del mismo sin aportar el esfuerzo correspondiente. Hay clases sociales y un primer paso de inteligencia y de conciencia s saber quiénes somos, de donde venimos y hacia donde vamos. Y ello es importante porque no solamente se trata de repartir mejor el pastel económico  sino porque cada clase social tiene un punto de vista y un interés sobre la cultura, la educación, la sanidad, el urbanismo.... “Unos” lo entienden como unos medios para enriquecerse y mantener su poder (véase en Burgos el urbanismo, el nuevo hospital, al cultura) y “Otros” defienden que todo ello tenga una finalidad general, un bienestar equitativamente repartido.

 

Si sabemos distinguir algo tan evidente- ¡que tiempos estos en los que hay que luchar por lo que es evidente!, que decaí Durremant- como que hay máximos y mínimos, ricos y pobres, sabremos construir con nuestros afines, descalificar a nuestros contrarios, luchar por nuestros derechos y apoyar a nuestros iguales .La historia está  llena de grandes luchas y de gloriosos intentos y también  de importantes fracasos al no saber quienes son nuestros amigos, nuestra clase, nuestros compañeros.

 

Como anécdota que puede reflejar ese estado de confusión, pienso en las recreaciones históricas- cada vez más numerosas- que se hacen en muchos pueblos de la provincia, en la que se repite la glorificación a condes, obispos, reyes etc con el contento y regocijo del personal. Se asume  fácilmente que el conde es el vencedor, el protagonista  de la historia y que la plebe tiene únicamente el papel de palmeros....

 

Aunque parezca mentira, aunque suene rancio, aunque se haya pronunciado hace 80 años creo que se puede decir “¡¡Siempre ha habido clases!!”, clases que a veces se enmascaran con conceptos patrióticos y abstractos como el “burgalesismo”, tan querido poR le ahora terrible Peña San Martín, o por diversos movimientos sociales en los que cabe, sospechosamente, desde un ¡¡vicepresidente de EEUU!! A millonarios cantantes.

 

Como dijo el poeta “A distinguir me paro las voces de los ecos”

 

Fernando Ortega Barriuso.